lunes, 31 de marzo de 2014

LA PUERTA DE MENIN

Puerta de Menin. Ypres (Bélgica)
     Como todos, o casi todos recordaréis, este año se conmemoran los cien años del inicio de la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918). Muchas noticias surgirán a lo largo de los próximos meses sobre este acontecimiento que, de forma tan traumática, marcó a la generación que la sufrió y, por ende, a las posteriores.  Pues bien, hoy, leyendo un artículo sobre rutas que transcurren por los antiguos campos de batalla, he hallado una ceremonia diaria de recuerdo a los caídos en el conflicto que me ha resultado curiosa y me gustaría compartir con los que os tomáis la molestia de leer estas páginas.
Aspecto del león y la placa que coronan el memorial
     En la ciudad de Ypres (Bélgica), existe un monumento dedicado a los soldados británicos y de la Commonwealth que cayeron durante los sangrientos combates que tuvieron lugar entorno a la localidad, y cuyas tumbas son desconocidas, pues sus restos no pudieron ser identificados o sus cuerpos nunca fueron recuperados. Se trata de la "Puerta de Menin", diseñada por Sir Reginald Blomfield e inaugurada el 24 de julio de 1927 en la salida este de la población, justo en el mismo sitio por donde salían las tropas camino del frente. La forma del monumento desde el exterior es la de una puerta de acceso a la ciudad, pero su interior está convertido en un memorial al estilo de los arcos de triunfo. Allí en sus muros, los nombres de 54.896 soldados de la Commonwealth rescatan del olvido el sacrificio que hicieron entregando sus vidas.
     Los ciudadanos de Ypres decidieron que como forma de gratitud hacia aquellos que contribuyeron a la liberación de Bélgica, desde el 2 de julio de 1928 todos los días se celebraría una pequeña ceremonia. De manera que, diariamente, a las 20'00 horas se corta el tráfico y una corneta entona el "Last Post", en ocasiones acompañada de desfiles y honores que prestan diferentes unidades militares, todo ello ante la atenta mirada de curiosos y turistas. Para el anecdotario quedará que durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) no pudo llevarse a cabo en el lugar, así que se trasladó el acto a Surrey en el Reino Unido, pero el mismo día de la liberación de Ypres regresó, mientras aún se combatía en otras zonas de la ciudad.

domingo, 9 de marzo de 2014

FUNERAL PARA UNA PIERNA

El general Antonio López de Santa Anna (1794 - 1876)
     En ocasiones topamos con historias curiosas fruto de la megalomanía de muchos mandatarios mundiales. Es el caso del general Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón (1794 - 1876), un militar y político mexicano que rigió los destinos de su país hasta en once ocasiones, que se dice pronto, llegando a utilizar el título de "Alteza Serenísima" para enmascarar un gobierno más que dictatorial. 
     El motivo de traerlo a estas páginas es porque en una de sus múltiples guerras emprendidas contra todo y contra todos, durante el bloqueo francés al puerto de Veracruz (1838), en el marco de la conocida como "Guerra de los Pasteles", un cañonazo le voló la pierna. Sin duda, es una de esas cosas que duelen mucho, sobre todo si te las hacen así por las bravas y sin anestesia que valga. La añoranza por el miembro amputado tan traumáticamente le hizo organizar un funeral de estado para su perdida extremidad en la Ciudad de México, como si fuera para él mismo. Exhibida en un cofre y con sus vendas fue paseada por toda la ciudad, siendo aclamada por el pueblo que valoraba así su heroísmo. Al final terminó recibiendo cristiana sepultura, mientras la gente ya le apodaba por el país como "el quince uñas", otra cosa no, pero guasa un rato. 
     No corrió mucha suerte el descanso eterno de tan pedestre miembro, pues en los cambios de gobierno que se producían frecuentemente fue desenterrada para causarle todo tipo de daños, ya que no pillaban nunca al dueño del cuerpo completo, que la sustituyó por otra artificial para paliar su nostalgia y corregir sus andares. Ya lo dijo Don Quijote: "Cosas veredes, amigo Sancho".