Hace unos días, durante una clase de Historia Medieval surgió la figura de Fernando III (1199 - 1252), rey de Castilla desde 1217 y de León desde 1230. La curiosidad por este monarca viene de su estrecha vinculación con Andalucía y por su condición de santo de la iglesia católica desde 1671. Este rey continuó el proceso de reconquista iniciado siglos atrás por sus antecesores, sacando ventaja de la derrota musulmana en la "Batalla de las Navas de Tolosa" (1212) al norte de la actual provincia de Jaén, que abrió la puerta a la conquista de Andalucía.
Toma de Córdoba por Fernando III. Salón Liceo, Círculo de la Amistad (Córdoba) |
Durante su reinado, las tropas cristianas recuperaron las ciudades de Córdoba (1236), Murcia (1243), Jaén (1246) y Sevilla (1248). Estos hechos supusieron un duro golpe para los sarracenos, pues ciudades históricas como la antigua capital del Califato o la ciudad hispalense y taifa del rey poeta Al-Mutamid regresaban a poder cristiano para siempre. Tras estas conquistas, el poder islámico sólo se extendía por lo que sería conocido, posteriormente, como reino nazarí de Granada.
Urna con los restos de Fernando III |
Otro de los hechos que convierten en mítico a este monarca es que su cuerpo momificado se conserva en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, urbe en la que falleció en 1252, siendo expuesto a la veneración de los fieles cada 30 de mayo, día en que se conmemora su fallecimiento y su onomástica. En esa fecha se descubre la urna de plata, construida entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, que custodia sus restos mortales desde 1729.
El linaje de Fernando III el Santo tuvo continuación con su hijo Alfonso X el Sabio, también de sobra conocido por su ingente actividad cultural, pero ese es ya otro tema.
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