miércoles, 6 de julio de 2011

TROYA

     "Canta, oh musa, la cólera del pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes (...)". Con estos versos comienza "La Ilíada" de Homero, una de las epopeyas más famosas de la Historia. Todos conocemos los nombres de Aquiles, Agamenón, Paris, Helena, Príamo, Odiseo, Héctor,... su historia ha pervivido a lo largo de los siglos durante más de 3000 años. 
     Según el poema, Paris raptó a Helena, esposa de Agamenón, y la llevó a Troya, en las costas de Asia Menor (hoy Turquía). Los ofendidos griegos, a bordo de mil barcos, cruzaron el mar Egeo para vengar la afrenta causada por Paris. Después de 10 años de guerra, los griegos, inspirados por los dioses, construyeron un caballo gigante como regalo para los troyanos y retirándose del campo de batalla, embarcaron de regreso a sus patrias. Los confiados troyanos introdujeron el caballo tras los muros de Troya, pero cuando celebraban la victoria, de las entrañas del caballo surgieron los griegos, quiénes arrasaron la ciudad abriendo las puertas para que accedieran los que antes habían fingido marcharse. 
     Con el paso de los siglos, Troya cayó en el olvido, sólo se conocían los poemas homéricos que fueron completados por "La Odisea", también de Homero y "La Eneida" del romano Virgilio. No fue hasta 1870, cuando Heinrich Schliemann redescubrió Troya, pero poco podía imaginar que encontraría 10 ciudades superpuestas en el mismo lugar, la colina de Hissarlik, una zona que había sido habitada desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Aún así, Schliemann halló valiosas piezas de oro. Pero, en su obsesión por "La Ilíada", creyó que se trataba de las joyas de Helena y fotografió a su esposa griega con ellas, difundiendo la noticia del descubrimiento a nivel mundial. 
Heinrich Schliemann y su esposa Sofía ataviada con las joyas descubiertas
     Como ha ocurrido en muchas ocasiones a lo largo de la Historia, tras el hallazgo de Schliemann, las posteriores investigaciones arqueológicas han confirmado que, efectivamente, se produjo una guerra de Troya, datada en torno a 1200 a. C., período que se correspondería con el estrato A de la Troya VII. Eso sí, la guerra no se habría debido a motivos tan románticos como el rapto de Helena, más bien se trataría de motivos económicos vinculados con el comercio de metales. 
     Una vez más, tras la leyenda se oculta cierta parte de verdad. 

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