domingo, 11 de marzo de 2012

LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS

"Los últimos de Filipinas"
     Entre las curiosidades que nos legó el "desastre del 98" también figuran algunas expresiones que se hicieron populares en el lenguaje, como ejemplo tenemos la consabida "más se perdió en Cuba", que incluso se ha utilizado recientemente para bautizar un programa de televisión de una conocida y polémica cadena. Otra de las expresiones que se hicieron populares entre las gentes de la época fue la de ser "los últimos de Filipinas", empleada cuando alguien llega con retraso a algún tipo de cita o evento. El origen de dicha sentencia es bastante curioso. 
Iglesia de Baler
     Sabido es que las islas Filipinas pertenecían al imperio español desde el siglo XVI y que se independizaron de la metrópoli en 1898 junto con los últimos restos (Cuba y Puerto Rico) del ya mermado y vetusto imperio español. En el pequeño pueblo de Baler, situado en la isla de Luzón, estaba acampado un destacamento del ejército español cuando se produjo el inicio de la guerra hispano - norteamericana, la sublevación de los insurrectos filipinos y la posterior derrota española a manos estadounidenses, pero de ninguno de esos hechos tuvieron noticias. Únicamente se vieron rodeados por los filipinos, que les enviaban notas conminándoles a rendirse y anunciándoles su derrota. Ante esto y no creyendo al enemigo, decidieron fortificar y refugiarse en la iglesia de la población donde resistieron un asedio de 337 días, entre julio de 1898 y junio de 1899. 
Saturnino Martín Cerezo
     Durante ese período, se trató en repetidas ocasiones de convencer a los sitiados de la derrota y rendición de España, se les envió prensa sobre el avance del conflicto bélico, las autoridades españolas de Manila les enviaron misivas instando a su rendición, dos franciscanos capturados por los filipinos lo intentaron en balde, incluso los americanos enviaron una cañonera para tratar de lograr la rendición, y nada. En mayo de 1899, el teniente coronel Aguilar trató, una vez más, de acabar con la resistencia de aquellos bravos militares. Todos los esfuerzos fueron inútiles debido a lo aguerrido del teniente Saturnino Martín Cerezo, al mando del destacamento tras el fallecimiento de sus inmediatos superiores, y que pensaba que todos los intentos para deponer las armas eran ardides del enemigo. 
Ejemplar de "El Imparcial"
     Martín Cerezo, haciendo caso de los manuales militares, creía que los periódicos que les llevaban eran hábiles falsificaciones y todos los que trataban de negociar con él la rendición eran impostores al servicio del enemigo, por eso, trataba de ganar tiempo para preparar una huida a través de la frondosa vegetación filipina. Aunque un hecho, tras la visita del teniente coronel Aguilar, desencadenaría el final de tan heroica resistencia. Éste les había dejado unos ejemplares del diario "El Imparcial", fruto de la casualidad, Martín Cerezo leyó en uno de ellos una reseña donde se anunciaba que el teniente Díaz Navarro, amigo de Cerezo, se trasladaba a Málaga. Esta noticia no tendría más importancia sino fuera porque Díaz le había comentado a Cerezo que al finalizar la guerra, pediría traslado a Málaga para vivir con su novia. Martín Cerezo se dio cuenta entonces que todo era cierto, la guerra había finalizado y era inútil resistir en el fuerte de Baler. Ese 2 de junio de 1899 se ponía fin al asedio. Tras unas semanas, llenas de algunos homenajes, el 29 de julio embarcaban de regreso a la patria, llegando a Barcelona el 1 de septiembre. 
     En la actualidad, algunas cosas permanecen de aquel suceso, la iglesia fue reconstruida y declarada lugar histórico, a la misma vez, el 30 de junio fue declarado como "Día de la Amistad Hispano-Filipina" en recuerdo de esta gesta y por ser el día en el que el presidente Aguinaldo declaro a estos soldados españoles como "amigos de Filipinas" y no sus prisioneros. 

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